Tras las vacaciones de verano, llega septiembre y, al menos en el hemisferio norte del planeta, la vuelta a las aulas y a la rutina escolar.
Este acontecimiento anual es acogido, por la mayoría de niños y adolescentes, con ilusión y alegría, pues implica el reencuentro con compañeros y amigos, el comienzo de una nueva etapa educativa, estrenar material escolar o entrar en contacto con un nuevo centro educativo, entre otros muchos alicientes.
Sin embargo, para algunos niños jóvenes y adolescentes, así como para sus familias, el comienzo del curso escolar conlleva una serie de sentimientos y emociones que quizá no sean tan positivas, como cabría esperar, debido a situaciones personales o familiares del niño o adolescente o a que no han tenido una experiencia educativa, de conocimiento y aprendizaje adecuada y adaptada a su situación actual, características y necesidades educativas personales.
A todo esto, hay que sumar la situación emocional de muchos docentes y profesionales de la educación, que con la llegada de septiembre y ver el listado de estudiantes que les ha tocado, para el nuevo curso, empiezan a sentir cierto rechazo emocional, si comprueban que tienen en su aula un alumno o alumna, que quizá necesite un tipo de atención educativa más personalizada, para alcanzar los objetivos establecidos, para ese nivel, en el Currículum Escolar.
Para ayudar a niños, niñas, adolescentes, jóvenes, padres, madres, tutores, y docentes, en este artículo explico qué es una escuela terapéutica, en qué consiste y cuáles son sus funciones.