La lección divertida es la que menos se olvida. Los niños y niñas son adultos en potencia. Unos adultos que nos dan lecciones de vida cada día. La labor de un niño es aprender y ser feliz. La función de un adulto es tratar de facilitarle las oportunidades necesarias, para despertar su interés y motivación hacia el aprendizaje, sin olvidar por un momento, la diversión y la diversificación, tan presentes en la naturaleza.
¿Habéis visto amenecer alguna vez? La naturaleza, como gran maestra de la vida, nos muestra las infinitas posibilidades que tenemos cada día, con una amplia gama de colores vivos y alegres, sin preguntarse, ni fijarse en nuestras diferencias y particularidades.
Sin embargo, en el momento en el que compartimos un trayecto de vida con personas que nos plantean el reto de enfrentarnos a alguna de nuestras Áreas de Mejora, ponemos barreras, y si además, quien nos pone a prueba es un niño, lo etiquetamos, mucho mejor que una foto en el Facebook o que un artículo bloguero, para posicionamiento SEO, con tal de generar en esa persomita, un drama digno de cualquier dramaturgo griego,
Si la naturaleza no genera flores en blanco y negro, ¿En dónde hemos aprendido a empobrecer la vida de quienes tienen nuevas capacidades de aprendizaje, para las cuales debemos prepararnos?
Afortunadamente, Paulina Ortíz, una diseñadora especialista en publicidad, ha entendido uno de los Retos de la Educación del Siglo XXI, lograr que los niños y niñas tengan la oportunidad de aprender de manera divertida, con materiales didácticos funcionales, para ese propósito.
Con esta idea, Paulina ha diseñado, "Tic Toc", un juego que ayuda a los niños a leer y entender la hora, con un diseño muy colorido y atractivo, para facilitar a los niños este aprendizaje social.
La creación y diseño de este juego ha hecho que Paulina sea merecedora de 2 premios, uno a la innovación, y el otro a la propuesta didáctica, dentro del concurso "Citi MicroEmprendedor del Año", en dónde se abordó, por primera vez, el tema de Juguetes e Innovación.
Para conocer la forma en que aprenden los niños, tan solo debemos observarlos en su medio natural y quizá viajar en nuestra línea del tiempo, hasta nuestra niñez, pues a lo mejor descubrimos que la igualdad de la naturaleza es mucho más certera que la aritmética.
Fotografía tomada del Diario Universo.
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